Tantos casos de asesinatos que pasan en Venezuela, en el mundo y en nuestra ciudad Puerto Cabello traen consecuencias graves en el seno familiar. Cuando un ser engendrado por el odio y la sed de muerte acaba la vida de un inocente por cuatro monedas o por motivos fútiles e innobles, acaba también con la paz familiar de esos familiares que pierden a uno de los suyos. Como un tsunami de confusión de sentimientos, impotencias e ingratitud interna se sienten al ver tanta injusticia junta. Sabemos que desde hace rato el rey del mundo es el Diablo que ríe de todo lo malo y hay que derrotarlo, no sabemos cómo pero hay que hacerlo.
Un niño o niña de corta edad presencia como matan a su progenitor y ver toda esa violencia quedan marcados psicológicamente en la psiquis de esos niños y de los que no son infantes. Esa madre queda con dos dolores: perder a su esposo y lidiar con la salud mental de sus hijos y de ella misma por culpa de estos demonios.
No sabemos si son fallidos los intentos por controlar tanta violencia o el no interesarle a estos cocos secos matar a una persona. Pero lo que sí es cierto que semanalmente una familia vive en carne propia este infierno. Los ranchos, la obscuridad (en todas sus dimensiones), las drogas, el alcohol, la avaricia, el querer tener dinero fácil, la alienación por falta de criterios y otras más ha hecho que la delincuencia nos esté ganando la batalla.
¿Quién ayuda a ese niño(a) a explicarle que un delincuente mató a su papá? ¿Quién le explica a esa señora que de ahora en adelante tiene que echar para adelante sola?¿quien le explica a los padres (que mayormente tienen una edad avanzada) del fallecido que su hijo lo mataron por motivos innobles?¿quien le da animo a sus hermanos que ninguna palabra lo va a llenar?¿quien le explica a la empresa donde trabaja el fallecido que entienda que debe pensionar de por vida a la viuda y sus hijos y no sacar artículos del contrato colectivo para darle cuatro lochas y dejar a esa familia a la deriva?......¿y el asesino?...campante todavía por allí en su moto o a pie con una pistola. Véanlos cuando los agarran… lloran como unas magdalenas…. ¡Ni que lloren!, marcaron a una familia de por vida.
Ya nos estamos acostumbrando a ver en los periódicos estas crónicas negras y nos inmutamos como si nada, como si fuese una noticia deportiva o los resultados de las loterías.
Los fines de semana la gente ya tiene ese miedo y se persignan al comenzar un viernes elevando una plegaria al todopoderoso para que no le pase nada a los suyos pero a veces no es suficiente…. ¡Yo soy uno!.
No sabemos de quien es la culpa, si es de la sociedad, de la familia donde se crío ese delincuente, si de los vicios, si de los amigos o porque lleva en su ADN algún gen hereditario pero lo cierto que unos pocos nos están jodiendo desde hace rato.
¡Verga!... Si ya lo robaste y lograste tu cometido... ¿Lo vas a matar? ¿Porque?... déjalo vivir, eso lo recuperará pronto y tu algún día con la justicia divina te veras de frente y ojalá primero lo pagues aquí.
Ya basta de tantas perdidas de vida semanales. Ojalá que los organismos competentes sean preventivos y no correctivos. ¿Usted sabe con cuantos espermatozoides tuvimos que pelear para fecundar el ovulo y ser el ganador de la vida para que otro mortal le arrebate la vida?.... ¡Con millones de millones!.. Fuimos los ganadores y los otros nunca tuvieron identidad….La vida es lo más preciado.
Perder a un padre, a un hermano, a un amigo o a algún conocido es como si le arrancaran una muela sin anestesia….. ¡Pero una muela en el alma!…. Creo que en atacar la oscuridad está la solución… en la oscuridad del alma, en la oscuridad de la sociedad, en la oscuridad del espíritu, en la oscuridad espesa hay que encender faros incandescentes. ¿Usted sabe quién mató a Privitera?.... ¡la sociedad! …..Date pues…… ¡por ahí nos vemos…!
(*) Licenciado en Comunicación Social
Mención Desarrollo Social
Director emisora Océano 91.1 fm
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