jueves, 11 de agosto de 2011

Mitomanía…!

Muy pocas personas conocen este termino, pero si conoce su sinónimo hispano y lógicamente del léxico venezolano que casi a diario lo tenemos en las conversaciones. 

En tiempos pasados la palabra “mojonero” hacía referencia a la persona que miente. Embustero, muelero, charlatán, mentiroso, mentira fresca, artista entre muchos sinónimos y otros que no puede nombrar en estas líneas.

El mitómano es su nombre de pila. Según el buscador universal Wikipedía lo define como el trastorno psicológico consistente en mentir de forma patológica continuamente falseando la realidad y haciéndola más soportable; el mitómano  sublima su impulso transformándolo en  arte. 

En toda sociedad existen estos artistas que ponen la cara, los gestos, conocen de todos, son unos “técnicos” hablando, engolan la voz, saben mas que un pesca’ao relleno, son envolvedores (as), si tienen que llorar para se creíbles lo hacen con total naturalidad y están en todas. Nos faltan el respeto porque creen que somos pendejos. Con ese talento histriónico, cualquiera le cree.

Conozco a uno que si hubiese hablado con George Bush, de seguro no invade a Iraq, porque son buenos para envolver. Beben, comen, charlatean, no ponen medio, hacen reír, bailan y se van.

La mitomanía, no es una enfermedad en sí misma, pero el impulso irrefrenable de mentir es el síntoma de que algo no está bien en el desarrollo psíquico de la persona. Los mitómanos mienten para construir una mejor imagen de sí frente a la sociedad o para conseguir lo que desean. No importa el objetivo, lo único claro en ellos es que no pueden evitarlo.

Miente quien sostiene que siempre dice la verdad. La afirmación es así de rotunda, porque la veracidad es una característica de las personas. Unas son más o menos veraces que otras, por lo tanto dentro de ciertos límites faltar a la verdad es considerado relativamente normal; no bueno, pero esperable. Es así como la mentira es un recurso utilizado por personas de todos los estratos económicos, edades y sexo. Se miente en temas específicos, en determinadas circunstancias y de forma ocasional para evitar las consecuencias de haber dicho “la verdad” o ganar “algo” con la historia contada. 

Pero ¿qué nos hace mentir? Responder esta inquietud es tan complejo como el ser humano y clasificar a las mentiras según sus gravedades como blancas, grises o negras está fuera de toda ciencia. La mentira es una sola, pero cuando se convierte en un hábito o en la única manera que tiene una persona para relacionarse con la sociedad se configura lo que se conoce como mitomanía. Alguna vez hemos mentido

No es una enfermedad en sí misma, sino que corresponde a un conjunto de síntomas que pueden presentarse en diversas enfermedades psíquicas, particularmente en trastornos de personalidad.
Especialistas sostienen que el mitómano tiene una tendencia patológica, un impulso irrefrenable por deformar la realidad. El contenido y la extensión de sus mentiras es desproporcionado para cualquier finalidad o ventaja personal que se pretenda con ella. Hay una intención de engaño que al individuo le resulta difícil de controlar. En la mitomanía, el sujeto supone conseguir prestigio, mejorar su imagen o percepción que los demás tienen de él, obtener afectos, bienes, manipular a las personas o simplemente dañar.

También existen motivaciones aún más profundas que son inconscientes, pero que pueden ser descubiertas mediante un tratamiento clínico. Pero mientras la persona no se someta a una terapia, la mentira para el mitómano será su única opción ante otras estrategias lícitas para conseguir lo que desea.

La mitomanía no es inofensiva. Al contrario, tiene una serie de efectos en distinto nivel. En el plano social, el mitómano comienza a perder credibilidad y se lo categoriza como el “cuenta cuentos”. A nivel familiar, es visto como una persona poco confiable y desde el punto de vista de las amistades, éstas tienden a alejarse o bien la persona termina apartada del grupo.

El peor escenario es cuando la mitomanía afecta a terceras personas. Esto ocurre cuando la “manía” de mentir está presente en personalidades antisociales, principalmente en estafadores. En ellos, el “modus operandi” del delito es el engaño para conseguir dinero o bienes. Hay casos emblemáticos y el falso Rockefeller es uno de los más famosos del mundo.

            Así pues, estos “señores” debemos cuidarlos, porque en verdad a mi entender “son unos artistas” que solo cuando lo conocemos nos dan risa. Si hablas de economía, ellos saben, si hablamos de deportes también se lo saben, si hablamos de “X” tema son especialistas. La mentira que camina le dicen a un conocido…. Y ¿ cuantos mitómanos conoce usted?. ……….. Date pues……¡ por ahí nos vemos…!

(*) Licenciado en Comunicación Social
Mención Desarrollo Social
Director emisora Océano 91.1 fm

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